«Brigade» cuenta la historia de un grupo de médicos hondureños liderados por el Doctor Juan Carlos Mendoza, que durante quince años han llevado a cabo una brigada médica quirúrgica en la isla de Roatán.
Crecer nos ha hecho menos humanos, menos solidarios, menos felices, nos ha hecho “viejos” en todos los sentidos; no solo en lo biológico sino en lo más profundo de nuestro espíritu.
Está implícito desde que nacemos, el dolor formará parte de nuestra existencia, y es una decisión cómo afrontarlo. Pretender eliminarlo sin reconocer el valor benéfico que puede tener es una ironía de la vida moderna.
Miro este niño en sillas de ruedas, famélico, sin cabello y con una mascarilla bucal, y es inevitable el recuerdo de mis hijos, saludables, grandes y con un mundo por delante; y es indescriptible el terror que causa hacerme la pregunta ¿y si nos pasara?
Uno de los aspectos más emblemáticos en el entrenamiento quirúrgico es la puntualidad, y la efectividad. Se vuelve un aspecto vital de la vida. El tiempo a veces significa “vida” o “muerte”.
Irónicamente el ser humano es capaz de, en las peores condiciones, sacar lo mejor de si mismo. Esto es la viva y cruda realidad de los médicos en los famosos países “en vías de desarrollo” a los que me encanta llamarle: EL TERCER MUNDO.
No comer, no dormir, no disponer de tiempo son palabras fáciles para un médico. Crecemos desde temprano expuestos a este tipo de entrenamiento que te hace “menos humanos”.
Este arte de sanar siempre será un bien, no importa las invasiones y vejámenes que sufra a lo largo del tiempo; al final el buen sentido, el espíritu humanitario y de servicio prevalecerá.
